¿Por qué algunas bandas de narcos entierran la cocaína en vez de venderla?

Reportaje

Los precios al por mayor están por los suelos en gran parte de Europa, lo que obliga a los traficantes de drogas a intentar manipular el mercado. OCCRP explica qué factores afectan el suministro de cocaína en 2025.

Banner: James O'Brien/OCCRP

4 de noviembre de 2025

En una fresca mañana sin nubes, al amanecer del mes de diciembre pasado, las autoridades detectaron dos lanchas rápidas que transportaban varios paquetes grandes en la desembocadura del río Guadalquivir, en el suroeste de España.

Los agentes de la Guardia Civil siguieron la carga río arriba, unos 60 kilómetros, hasta una finca custodiada por personas armadas en la localidad de Coria del Río, a las afueras de Sevilla.

En el registro de la propiedad, la Guardia Civil descubrió dos contenedores de transporte enterrados bajo tierra. Al abrir una escotilla en la parte superior, hallaron siete toneladas de cocaína, con un valor estimado en la calle de unos 420 millones de euros.

Uno de los fardos de cocaína recuperados por la Guardia Civil mostraba un emoji de un diablo tocando la guitarra.

Aunque esta incautación estuvo lejos de ser la mayor registrada en España, revela cómo los traficantes están adaptándose a la intensificación de los controles en los principales puertos europeos utilizando puntos de desembarco alternativos y escondiendo sus mercancías en un mercado saturado de cocaína.

El aumento desmesurado del cultivo de coca, la transformación de las redes criminales y el uso creciente de “narcosubmarinos” y “camuflaje químico” son algunos de los factores que, en conjunto, han generado un exceso de cocaína en Europa.

Sumado a la feroz competencia entre traficantes, la sobreoferta ha llevado el precio mayorista de la cocaína a mínimos históricos en muchos países, hasta el punto de que algunos traficantes consideran que venderla ya no resulta rentable.

“Existe una mayor competitividad y más margen de maniobra para las empresas criminales”, explicó César Álvarez Velásquez, investigador de la Fundación Innovación para el Desarrollo, un centro de pensamiento colombiano. 

“Los que están en la cima de la pirámide se han vuelto muy eficientes, con una alta capacidad para mitigar riesgos, escalar rápidamente y ofrecer precios muy competitivos”.

Pero mientras los consumidores obtienen un leve aumento en la pureza, el precio de la cocaína en la calle se mantiene prácticamente igual. En lugar de trasladar el ahorro al cliente, las redes de narcotráfico han comenzado a acumular grandes cantidades de cocaína, con el objetivo de restringir la oferta y permitir que los precios mayoristas se recuperen.

A través de entrevistas con más de una docena de altos responsables de la lucha antidroga y expertos en narcóticos de Europa y América Latina, Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) recontruyó el panorama cambiante del narcotráfico para explicar por qué algunas bandas están literalmente sepultando cocaína.

“Hay enormes reservas acumuladas. Existen casos en España donde la cocaína está enterrada en búnkeres bajo tierra”, señaló Robert Fay, jefe de la unidad de drogas de Europol. “Todo el mundo se pregunta: ‘¿Qué demonios ha pasado?’”.

¿Por qué se disparó la producción de cocaína?

La primera pieza del rompecabezas se encuentra al otro lado del Atlántico, en las selvas de Colombia, el mayor productor mundial de coca, el arbusto a partir del cual se fabrica la cocaína.

La superficie dedicada al cultivo de coca en ese país sudamericano aumentó casi dos tercios entre 2018 y 2023, hasta alcanzar las 253.000 hectáreas —aproximadamente el tamaño de Luxemburgo— según los últimos datos disponibles de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

Durante ese mismo periodo, la producción potencial aumentó más del doble, llegando a 3.708 toneladas métricas, el equivalente al peso de unos 300 autobuses de dos pisos, según datos de la UNODC.

En consecuencia, el precio de la hoja de coca cayó drásticamente hasta unos cinco dólares por arroba (una medida colombiana equivalente a unos 12,5 kilos) en 2024, frente a los 18 dólares que valía dos años atrás, informó la Agencia de Desarrollo Rural de Colombia.

El auge de la producción se debe principalmente a tres factores: políticas fallidas, innovación agrícola concentrada en zonas específicas y la aparición de una constelación de pequeños grupos armados enfocados en las ganancias más que en la política.

Antes del histórico acuerdo de paz de 2016 con el mayor grupo rebelde del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el gobierno suspendió la fumigación aérea de cultivos de coca con herbicidas tóxicos.

“Con menos presión, los campesinos ya no tienen que gastar tiempo y recursos en replantar, sino que pueden invertir en mejorar sus cultivos, en agroquímicos, en seleccionar plantas y consolidar lo que ya tienen”, explicó Ana María Rueda, coordinadora de análisis de política de drogas en la Fundación Ideas para la Paz.

Al mismo tiempo, el programa gubernamental de sustitución de cultivos resultó contraproducente. Agricultores que nunca habían cultivado coca empezaron a hacerlo para poder acceder a subsidios que les pagarían por sembrar otro cultivo alternativo.

También comenzaron a plantar nuevas variedades de coca de alto rendimiento, que pueden cosecharse varias veces al año, incrementando notablemente la producción potencial.

“[Alrededor del] 90% de los cultivos se ha concentrado en los mismos lugares durante una década. Esto ha permitido consolidar redes, intercambiar semillas, experiencias, conocimientos, técnicas… y eso impacta en la productividad”, dijo Rueda.

Candice Welsch, representante de la UNODC para la región andina, declaró en una conferencia de prensa el año pasado que ahora se puede obtener el doble de coca de la misma parcela que hace una década, según informó Bloomberg.

Además, el vacío dejado por las FARC, que antes regulaban el mercado e imponían controles de precios, permitió la entrada de otros grupos armados que introdujeron técnicas de procesamiento más eficientes y un mercado competitivo que abarató los precios en origen.

Por último, los enormes excedentes del producto acumulados durante la pandemia de COVID-19 —cuando el tráfico disminuyó pero la producción continuó— están alimentando “una oferta prácticamente inagotable” en toda Suramérica, dijo Juliana Grotz, portavoz de la fiscalía de Múnich.

Los productores bajaron los precios para mover mercancía como sea, explicó Alberto Morales, jefe de la brigada antidroga de la Policía española.

“Si guardan la mercancía, solo pueden pasar dos cosas: o se la roban, o la policía la incauta”

¿Están las autoridades intentando incautar toda esa cocaína?

Sí, y lo están consiguiendo. Por séptimo año consecutivo, los Estados miembros de la Unión Europea confiscaron una cantidad récord de cocaína en 2023.

Bélgica, España y los Países Bajos se mantuvieron a la cabeza de las incautaciones, lo que refleja su papel como principales puntos de entrada de la cocaína que llega a Europa. España, además, registró el año pasado su mayor decomiso de la historia: 13 toneladas escondidas en un cargamento de bananos procedente de Ecuador.

Pero no ha sido suficiente para contener la avalancha.

“La cocaína es como el agua: siempre encuentra su camino”, afirmó Martin Van Nes, fiscal nacional para el tráfico de cocaína en los Países Bajos.

A pesar de los esfuerzos récord de las autoridades en los últimos años, solo una fracción de la cocaína introducida de contrabando llega a ser interceptada.

“En España, el 80 por ciento de la cocaína se incauta en contenedores. Y solo se inspecciona el 10 por ciento de los contenedores. Así que haz las cuentas”, comentó un alto oficial antidroga en Cataluña.

La mayor parte de la cocaína que llega a las costas europeas lo hace directamente por mar, oculta entre los millones de contenedores que transitan cada año por los principales puertos del continente. Pero eso está empezando a cambiar.

Gracias a la intervención de dos plataformas de mensajería encriptada —Sky ECC y Encrochat—, junto con controles fronterizos más estrictos, los funcionarios europeos incautaron un récord de 419 toneladas de cocaína en 2023, aproximadamente el peso de un Boeing 747 completamente cargado.

Sin embargo, el éxito fue efímero. Al año siguiente, las incautaciones en los puertos de Amberes y Rotterdam se desplomaron, incluso cuando el consumo de cocaína seguía aumentando, como lo demuestra la mayor presencia de residuos de cocaína en las aguas residuales de las principales ciudades europeas.

“La intervención en estas plataformas de comunicación creó una disrupción en el tráfico, así que la red tuvo que adaptarse”, explicó Fay, de Europol.

¿Qué nuevas rutas están usando los traficantes?

La mejora en las intercepciones en los grandes puertos obligó a los narcotraficantes a encontrar métodos innovadores para evadir la detección: usar puntos de tránsito alternativos, puertos más pequeños, embarcaciones semisumergidas conocidas como “narcosubmarinos”, transbordos en alta mar, aviones y camuflaje químico.

África Occidental ha pasado de ser un simple punto de tránsito a convertirse en un centro logístico. La corrupción y la débil aplicación de la ley en países como Sierra Leona, Senegal, Guinea-Bissau y Cabo Verde permiten ocultar el origen de los envíos, dificultando el rastreo y la incautación una vez que la droga llega a la Unión Europea.

Las autoridades dijeron a la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional que creen que casi un tercio de la cocaína europea ya pasa por el Golfo de Guinea y que esa proporción podría llegar a la mitad para 2030.

“Hay factores estructurales que mantienen a África Occidental atractiva a largo plazo”, señaló Kars de Bruijne, jefe del programa del Sahel en el Instituto Clingendael, un centro de pensamiento neerlandés.

“Se están mejorando significativamente las infraestructuras y las conexiones con los mercados globales, y existen estructuras políticas que facilitan la protección del crimen organizado internacional”, añadió.

Los envíos se desvían luego a puntos de desembarco en Europa menos vigilados, según los funcionarios europeos.

“Las organizaciones no son tontas. Si golpeas un puerto todo el día, se moverán a otro”, dijo Morales, de la Policía española.

“Los colombianos lo llaman el efecto globo: aprietas un lado y se infla por otro”.

Una parte importante del tráfico está utilizando ahora las viejas rutas del contrabando de hachís desde Marruecos, o bien se recoge la droga en barcos pesqueros y narcosubmarinos en el Atlántico, lejos de la costa, explicó Morales.

“Los narcos lanzan la cocaína al mar, y luego es recuperada por lanchas rápidas que remontan el Guadalquivir y dejan la cocaína en las orillas”, añadió.

¿Quiénes son los nuevos actores del tráfico de cocaína?

Uno de los cambios más significativos en los últimos años ha sido la fragmentación y descentralización de la cadena de suministro, lo que ha agilizado los procesos y reducido los costes.

“Ya no es el cartel quien controla toda la cadena de la A a la Z, sino varios grupos especializados en una fase concreta del suministro”, explicó Yasmine Salhi, economista del Observatorio Francés de Drogas y Adicciones. “Están muy profesionalizados en una sola tarea”.

Estos grupos suelen operar en pequeñas células que forman alianzas entre sí, en lugar de estructuras jerárquicas clásicas, indicó por su parte Fatjona Mejdini, investigadora de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional.

“Como resultado, hay células que operan, por ejemplo, en América Latina, de las que antes nadie había oído hablar y que ahora resultan ser bastante poderosas”, señaló Mejdini.

Varios de los grupos que han ganado peso en el comercio internacional son bandas albanesas y de habla eslava procedentes de los Balcanes Occidentales.

No solo compran directamente a grupos suramericanos —especialmente en Ecuador—, sino que ampliaron sus envíos de varias toneladas a través de Brasil y África Occidental, según la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional.

Brasil no cultiva coca, pero un acuerdo entre su mayor sindicato criminal, el Primeiro Comando da Capital (PCC), y organizaciones mafiosas como la ’Ndrangheta italiana y los clanes montenegrinos Kavač y Škaljari, sostiene actualmente una parte significativa del flujo de cocaína con destino a Europa.

El PCC trafica la droga a través de Brasil y ofrece su red logística y de contactos a otros, actuando como un intermediario confiable entre productores y traficantes para garantizar que ninguna de las partes sea estafada, explicó Gabriel Feltran, profesor del Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po).

“El PCC funciona como una plataforma, en el mismo sentido que Uber o Airbnb… dentro de una estructura empresarial que permite a muchos emprendedores independientes conectarse”, dijo Feltran.

¿Cómo se está ocultando la cocaína?

Las autoridades sospechan que técnicas de ocultamiento más sofisticadas también podrían explicar la disminución de incautaciones en los grandes puertos.

“Están buscando el motivo y no lo saben”, comentó Laurent Laniel, analista de la Agencia de la Unión Europea sobre Drogas (EUDA). “Existen hipótesis; una de ellas es el camuflaje químico”.

Aunque el método predominante sigue siendo el transporte de cocaína ya procesada en paquetes de un kilo, los traficantes emplean diversas técnicas de ocultamiento para evitar la detección, según un informe de 2024 de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA).

El camuflaje físico consiste en lavar la base de cocaína —un extracto parcialmente procesado— en ropa o cartón, o mezclarla con sustancias como café, fertilizante o carbón, explicó la DEA.

Una prueba que respalda esta hipótesis es el aumento del número de laboratorios de cocaína descubiertos en Europa en los últimos años, indicó Janneke Hulshof, especialista en narcóticos del Instituto Forense de los Países Bajos.

En estos laboratorios, la droga oculta se extrae de su material portador mediante químicos como soda cáustica, ácido clorhídrico, ácido sulfúrico y distintos disolventes.

El camuflaje químico, en el que la cocaína se altera a nivel molecular, es aún más difícil de detectar, ya que puede integrarse en plásticos o metales. Las pruebas normales, que se tornan azules cuando hay presencia de cocaína, no la identifican. “Ese color azul simplemente no aparece”, explicó Hulshof. “Ya no se reconoce como cocaína”.

La península ibérica —pero también países como Bélgica, Países Bajos y Alemania— muestra un ligero aumento en los decomisos de laboratorios de extracción o reprocesamiento de cocaína, o ambos, añadió Fay, de Europol.

Expertos colombianos en narcotráfico han dicho a Europol que creen que alrededor del 20 por ciento de la cocaína enviada a Europa desde Colombia ya se está traficando mediante camuflaje químico, indicó Fay.

“Nunca antes el crimen organizado había tenido tanto capital disponible para invertir en corrupción… [y] en mejores métodos de ocultamiento”, afirmó Daniel Brombacher, quien lidera el trabajo de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional en Europa.

¿Qué efecto está teniendo todo esto en los precios de la cocaína?

Los precios varían ampliamente en Europa, pero las autoridades de varios países señalaron que el precio mayorista de la cocaína se redujo aproximadamente a la mitad en el último año, mientras que los precios al por menor se mantienen prácticamente iguales.

La economía del mercado ilícito no siempre funciona como la de los bienes legales. Los expertos explican que la caída de los precios mayoristas incrementó ligeramente la pureza del producto en la calle, pero no ha afectado su coste final.

“El precio de las drogas está regulado en cierta medida por el corte”, indicó Ramón Chacón, jefe de investigación criminal de la policía catalana, refiriéndose al nivel de pureza del producto.

En el caso de la cocaína, el precio en la calle depende más del riesgo percibido de arresto o violencia que del coste mayorista, según la UNODC.

Hace poco más de un año, un bloque de un kilo de cocaína costaba cerca de 30.000 euros en los Países Bajos, comentó el fiscal Van Nes. Según sus fuentes, ahora ronda los 15.000 euros. Funcionarios de España, Alemania y Europol reportan cifras similares.

“Uno de nuestros informantes nos dijo que los traficantes están diciendo: ‘No trafico por menos de 12.000 euros el kilo, porque las cuentas no me salen’”, explicó el jefe antidroga Morales.

Ante esta situación, los traficantes están acumulando la mercancía para forzar una subida de precios, añadió Morales.

En la página web del Ayuntamiento de Coria del Río se invita a los visitantes potenciales a descubrir “nuestra particular historia, a gente acogedora, una rica gastronomía y a que disfrutes con nosotros de sus bellos lugares a riberas del Guadalquivir”.

No menciona que su ubicación junto al río también la convierte en un lugar conveniente para descargar y esconder fardos de cocaína mientras se espera a que los precios mayoristas vuelvan a subir.