Casi 13 años despuĂ©s y a más de 2.000 kilĂłmetros de las violentas calles de MedellĂn, Carlos Mario Aguilar ha reconstruido su vida en el sur de Florida. El presunto jefe criminal colombiano, conocido con el alias de Rogelio, ha escapado de su sangriento pasado para disfrutar de la vida en un exclusivo condominio y de un trabajo en una empresa de logĂstica.
Mientras que las familias de las vĂctimas de los carteles pocas veces obtienen justicia, Rogelio es un hombre libre gracias a lo que los capos colombianos solĂan temer: enfrentarse a la justicia estadounidense.
El narcotraficante colombiano Pablo Escobar acuñó la conocida frase “prefiero una tumba en Colombia que una cárcel en Estados Unidos". Pero entregarse a las autoridades y la extradición son mecanismos que se convirtieron en un pase expedito hacia la libertad para algunos capos sagaces con buenos abogados.
DespuĂ©s de 50 años de la declaraciĂłn de la llamada Guerra contra las Drogas por el presidente Richard Nixon, el caso de Rogelio recuerda con crudeza cĂłmo una estrategia clave en la polĂtica antidrogas de Estados Unidos se ha transformado en algo irreconocible respecto a su objetivo inicial.
La llamada “kingpin strategy”, que se afianzĂł en los noventa, buscĂł remover las principales figuras de sus redes criminales, al intentar que rindieran cuentas en Estados Unidos, ya que rara vez eran castigados en su paĂs.
Sin embargo, hoy en dĂa el nĂşmero de personas enviadas al norte se ha disparado, y los traficantes han aprendido a manipular el proceso, conservando parte de su fortuna para sus familias y obteniendo sentencias más leves. Una parte del dinero confiscado compensa los costos de los esfuerzos antidroga de Estados Unidos, pero los paĂses de origen a menudo ven pocos beneficios.
Una investigación realizada por OCCRP y sus socios. a partir de datos recopilados en Colombia y México, muestra que la extradición se ha convertido en un mecanismo que a menudo favorece a los criminales con buenos contactos. Mientras tanto, el negocio de las drogas sigue intacto y floreciente.
OCCRP recopilĂł una muestra de 37 casos de narcotraficantes mexicanos y colombianos de nivel medio y alto extraditados en el perĂodo 2005-2015. Los datos muestran cĂłmo algunos de los grandes capos del mundo han sido tratados con compasiĂłn. De esos 37 casos, 23 pasaron o pasarán 10 años o menos bajo custodia de Estados Unidos. SĂłlo dos fueron condenados a cadena perpetua. Los periodos más cortos de detenciĂłn oscilaron entre uno y tres años. Incluso un acusado de alto rango pasĂł sĂłlo ocho meses tras las rejas antes de ser deportado a Colombia, donde pasĂł otro breve perĂodo en prisiĂłn.
El resultado final de esta indulgencia es que caer en manos de los estadounidenses -dĂ©cadas despuĂ©s de que Escobar le declarara la guerra al Estado colombiano para evitar ese mismo destino– ya no es algo que muchos capos tratan de eludir a toda costa. En vez de esperar a ser acorralados, muchos ahora optan por moverse sigilosamente y cooperar con las autoridades estadounidenses entregando informaciĂłn sobre sus aliados y enemigos. Algunos incluso sortean por completo el proceso de extradiciĂłn, entregándose en terceros paĂses y llegando a sus propios acuerdos secretos con Estados Unidos.
"Captaron la fórmula, sobre todo los capos más grandes", dijo David Zapp, un abogado penalista de Nueva York que ha representado a narcos de alto nivel. "Se corrió la voz de que si cooperas y ayudas al Team America te irá muy bien".
Antiguos altos funcionarios de organismos de seguridad insisten que la práctica de dictar sentencias menos severas a quienes cooperan - algunos incluso sospechosos de cometer atrocidades en su paĂs de origen - puede ayudar a desarticular grupos criminales.
"Es crucial, es crĂtico, no se podrĂa hacer sin cooperaciĂłn", dijo Michael Nadler, exfiscal federal del Distrito Sur de Florida.
Pero varios veteranos de estas cinco dĂ©cadas de la Guerra contra las Drogas señalan que la extradiciĂłn y otras estrategias se han quedado cortas, ya que los carteles han evolucionado hasta convertirse en organizaciones de varios niveles que ya no están centralizadas. TambiĂ©n trafican mujeres, contrabandean mercancĂas, extorsionan empresas, e incluso financian minas de oro ilegal.
"Destruimos cultivos ilĂcitos, destruimos laboratorios, incautamos precursores (quĂmicos), incautamos grandes toneladas de droga", dijo Wilson MartĂnez, exvicefiscal general de Colombia. "Pero seguimos en el mismo punto".
De la “Oficina” a la logĂstica
En un exclusivo condominio de Boca Ratón, en el sur de Florida, padres en autos BMW y coches deportivos esperan fuera de la escuela primaria contigua para recoger a sus hijos. No hay señales evidentes de que el notorio Carlos Mario Aguilar, alias Rogelio, vivió durante varios años en una de las costosas casas cercanas.
Rogelio es un funcionario corrupto del Cuerpo TĂ©cnico de InvestigaciĂłn (CTI) de la FiscalĂa colombiana. En los noventa y en los 2000 trabajĂł con la Oficina de Envigado, el escuadrĂłn de sicarios y la agencia de cobro de deudas del capo de MedellĂn Diego Murillo, alias Don Berna. Durante esta Ă©poca, Rogelio tambiĂ©n trabajĂł con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), un escuadrĂłn de la muerte paramilitar de 30.000 miembros que se asociĂł con la Oficina.
"Rogelio es muy poderoso y nadie se quiere meter con Ă©l", dijo un defensor de los derechos humanos en MedellĂn, pidiendo el anonimato, pues se sabe que tanto la Oficina como las AUC han desaparecido a cientos de vĂctimas. “Ese miedo aĂşn se mantiene".
Cuando alias Don Berna fue extraditado a Estados Unidos en mayo de 2008, documentos del gobierno colombiano muestran que Rogelio heredó el liderazgo del grupo al ser el siguiente en la cadena de mando. El Departamento de Justicia de Estados Unidos, dice que el grupo criminal sigue especializándose en "lavado de dinero, extorsión y sicariato".
Rogelio durĂł poco tiempo en la cima del crimen de MedellĂn, pero fue por decisiĂłn propia. En 2008, se entregĂł a Estados Unidos tras haber llegado a un acuerdo secreto de cooperaciĂłn.
Este no fue un acuerdo bidireccional entre Estados Unidos y Colombia, indicó una fuente con conocimiento del caso. El jefe del cartel se dirigió primero a Argentina y luego a Panamá, donde tomó un vuelo comercial a Estados Unidos y se entregó sin que las autoridades colombianas lo supieran.
"Lo hicimos todo a sus espaldas porque no confiábamos en ellos", dijo la fuente, quien pidió el anonimato debido a la sensibilidad del caso.
Rogelio y las AUC de Colombia
En 2015, segĂşn registros, Rogelio ya habĂa salido de una prisiĂłn estadounidense tras cumplir una pena de un poco más de siete años. El expediente de su caso ha permanecido en un profundo secreto, sellado por un juez. Las autoridades no respondieron a los repetidos intentos por contactarlas.
El trato indulgente hacia Rogelio no es una anomalĂa, segĂşn Michael S. Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la AdministraciĂłn para Control de Drogas de Estados Unidos (DEA). Dijo que su caso mostraba como las negociaciones con las autoridades estadounidenses suelen hacerse despuĂ©s de que los blancos clave están seguros.
"El acuerdo, por ejemplo, (era) que no iba a pagar mucho tiempo (en la cárcel) si cooperaba, lo que obviamente hizo, y el hecho de que se le permitirĂa permanecer en Estados Unidos", dijo Vigil, quien se retirĂł en 2004 y sigue activo como consultor.
Vigil agregĂł que "enviarlo de vuelta a Colombia serĂa una sentencia de muerte automática".
Este tipo de tratos son necesarios, sugiriĂł Bonnie S. Klapper, exfiscal federal que ahora defiende a narcos acusados.
"Si vas a 'cooperar' con alguien, vas a tener que cumplir tu palabra y asegurarte de que esa persona no tenga que volver a su paĂs y probablemente sea asesinada", le dijo a OCCRP.
Hoy, lejos de la guerra en las calles de MedellĂn en la que participĂł, Rogelio parece mantener un perfil bajo en el sur de Florida.
Documentos legales obtenidos por OCCRP muestran que declaró trabajar como asistente de servicio en una empresa de transporte terrestre de carga, donde gana menos de 50.000 dólares al año. Tiene una tarjeta de crédito con una importante institución financiera, una licencia de conducir de Florida y, después de que salió de prisión, vivió en la lujosa residencia de Boca Ratón por varios años.
Rogelio le debe mucho a su hermana Cruz Elena Aguilar, indican varias fuentes. Ella fue fiscal en Colombia en la dĂ©cada de los noventa. Luego se mudĂł a Estados Unidos, pero antes de irse, se vio envuelta en un escándalo pĂşblico por su supuesta cercanĂa con personas que debĂa investigar. Incluso hay grabaciones de eso, segĂşn informaron medios colombianos.
En un programa de la emisora W Radio, Cruz Elena reconociĂł estar ayudando al capo de MedellĂn Don Berna -el antiguo jefe de su hermano- a encontrar un abogado estadounidense. Fuentes jurĂdicas estadounidenses reconocen que Cruz Elena ha trabajado como una facilitadora para narcotraficantes que, o han sido capturados y enfrentan la extradiciĂłn, o que desean entregarse.
Aunque Cruz Elena declinĂł responder a las preguntas enviadas por los periodistas, Klapper, la fiscal que ahora es abogada penalista, ofreciĂł una visiĂłn más comprensiva, insistiendo en que el trabajo de Cruz Elena era legĂtimo.
"ConfĂo plenamente en ella. Nunca la he visto pasarse de la raya y no estarĂa trabajando con ella si este fuera el caso", dijo Klapper, quien ayudĂł a desarticular el cartel del Norte del Valle de Colombia. "No voy a poner mi reputaciĂłn en juego por ningĂşn caso”.
En la actualidad, Cruz Elena trabaja como asistente legal estadounidense. Su hija Daniela Posada, criada en Estados Unidos, es miembro del Colegio de Abogados de Florida y ha trabajado en casos de defensa de traficantes de alto perfil, como Daniel Barrera Barrera, alias El Loco, quien controlĂł los Llanos Orientales colombianos antes de su capturado en 2012.
Carlos Mario Aguilar, alias Rogelio, no respondió al cuestionario que le fue enviado por correo electrónico y a través de abogados.
La extradiciĂłn del Mata Amigos
Durante la presidencia de Vicente Fox, entre 2000 y 2006, el gobierno mexicano se opuso de forma repetida a la extradición de narcotraficantes a Estados Unidos por la posibilidad de que los acusados se enfrentaran a la pena de muerte, la cual está prohibida por la Constitución mexicana.
En 2006, Felipe Calderón reemplazó a Fox y declaró su propia guerra al narcotráfico. En 2008, se asoció con Estados Unidos en la Iniciativa Mérida, un acuerdo de seguridad transnacional destinado a "interceptar las drogas, detener el lavado de dinero, reducir la producción y desmantelar las organizaciones criminales".
Como embajador de MĂ©xico en Estados Unidos entre 2007 y 2013, Arturo Sarukhán firmĂł numerosas extradiciones como parte de una estrategia para remover a los capos de sus carteles, cuyos tentáculos se extendĂan hasta las cárceles mexicanas.
"Las debilidades estructurales y la corrupciĂłn en el sistema penitenciario mexicano les permitĂan seguir operando desde la cárcel", dijo Sarukhan en una entrevista en Washington. "Al extraditarlos, se degrada esa capacidad. Prefiero tenerlos aquĂ".
Para demostrar que MĂ©xico se tomaba en serio la Iniciativa MĂ©rida, CalderĂłn extraditĂł de un sĂłlo golpe a más de una docena de narcotraficantes, antes de que se firmara el acuerdo. Entre ellos estaba Osiel Cárdenas GuillĂ©n, quien dirigĂa el cartel del Golfo, que surgiĂł en el estado fronterizo oriental de Tamaulipas.
Cárdenas se ganó el apodo de Mata Amigos tras supuestamente haber asesinado a un socio. Creó el brutal grupo de Los Zetas, el brazo armado del cartel del Golfo. Al ver el rastro de violencia de este grupo, el gobierno estadounidense decidió negociar.
A cambio de información relevante, Cárdenas fue extraditado en 2007. En 2010, fue condenado a una pena de 25 años y le confiscaron 50 millones de dólares en dinero y propiedades. Está previsto que lo liberen en 2024.
No sĂłlo Cárdenas disfrutĂł de un trato clemente, sino que su familia mantuvo su privilegiado estilo de vida en MĂ©xico. Las fotos de sus hijas en redes sociales muestran que siguieron con sus viajes al extranjero en aviones privados. En 2018, el hijo de Cárdenas fue arrestado por sacar un arma en un bar en Texas, mientras agitaba una placa de la FiscalĂa.
La noticia de que Osiel, tras la extradiciĂłn, delatĂł a sus colegas, llevĂł a los Zetas a separarse del cartel del Golfo, con consecuencias catastrĂłficas.
"Eso creó la fractura del cartel del Golfo y los Zetas, creó más violencia y esta violencia se extendió por todo México", dijo Arturo Fontes, un consultor de seguridad quien se retiró después de 28 años en el FBI combatiendo a los carteles. "Y mucha gente murió en ambos lados de la frontera".
El mexicano Alejandro Hope, experto en seguridad, tambiĂ©n comparte esta opiniĂłn. AfirmĂł que la extradiciĂłn del lĂder del cartel del Golfo tuvo un efecto "detonante" que desatĂł las llamas de la violencia.
Conozcan a la familia Arellano Félix
La saga del clan de los Arellano Félix, también conocido como el cartel de Tijuana, retratado en la exitosa serie de Netflix Narcos, pone de manifiesto la disyuntiva entre cooperación e indulgencia.
Los detalles exactos del caso de Cárdenas -al igual que el del colombiano Rogelio- siguen siendo un gran misterio.
FĂ©lix JimĂ©nez, un exfuncionario de la DEA que dirigiĂł la oficina de Nueva York, insistiĂł que los acuerdos de culpabilidad, como el que se hizo con el lĂder del cartel del Golfo, han ayudado a debilitar a las organizaciones criminales.
La extradición ha sido una "estrategia extremadamente útil" contra los traficantes que están "aterrorizados" de ser enviados al norte, dijo Jiménez, y por lo tanto ofrecen información confidencial a cambio de condenas reducidas.
Un abogado estadounidense que representa tanto a Cárdenas como a su hijo Osiel Jr. le dijo a OCCRP en un correo electrónico que la familia no responde a las preguntas de los medios de comunicación.
Incluso si MĂ©xico quisiera construir un caso contra narcos como Cárdenas, es poco probable que las autoridades estadounidenses compartan la informaciĂłn que han obtenido a cambio de clemencia, indicĂł Gerardo RodrĂguez Sánchez Lara, analista de seguridad mexicano.
"Aquà hay una relación asimétrica", dijo.
Aunque el gobierno estadounidense y departamentos de policĂa local le confiscaron a Cárdenas unos 50 millones de dĂłlares - y agentes federales fueron vistos posando en fotos con su cuota de 29,5 millones de dĂłlares-, MĂ©xico no recibiĂł ni un centavo.
A diferencia de Colombia, MĂ©xico no cuenta con un fondo central a travĂ©s del cual los activos de los delincuentes puedan ser confiscados y compartidos entre los paĂses emisores y receptores en los casos de extradiciĂłn.
Colombia y Estados Unidos tienen un convenio para la distribuciĂłn de los activos criminales incautados con base en el nivel de participaciĂłn de cada paĂs, indicĂł MartĂnez, exvicefiscal general de Colombia.
De Escobar a El Chapo
Desde la muerte de Escobar en 1993, la estrategia anti-droga de Estados Unidos en Colombia -y luego en México- se ha centrado en la extradición de los capos que acaparan los titulares. En los últimos años, el goteo de figuras del crimen organizado que han sido extraditadas, tras su entrega o captura, se ha convertido en un torrente.
Las extradiciones de colombianos no siempre fueron tan robustas. Tras una campaña de terror contra el Estado colombiano de los llamados "extraditables", un grupo de narcos liderados por Escobar, la nueva ConstituciĂłn de 1991 prohibiĂł la extradiciĂłn de nacionales colombianos. Un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos de 2001 indicaba que sĂłlo 12 colombianos habĂan sido enviados a Estados Unidos entre 1997 y 2001, la mayorĂa por delitos relacionados con las drogas.
Sin embargo, unos años más tarde, la presiĂłn de Washington llevĂł a Colombia a reimplantar un proceso de extradiciĂłn parcial. A medida que la persecuciĂłn de Escobar se acercaba a su fin en 1993, las autoridades estadounidenses comenzaron a enfocarse en la captura de los lĂderes de los carteles y en desmantelar las estructuras jerárquicas de estos grupos, más que en sus actividades del dĂa a dĂa criminal.
Desde principios de la dĂ©cada de 2000, Colombia ha enviado a Estados Unidos a numerosos narcotraficantes de alto perfil, siendo quizás el caso más conocido el de 14 jefes paramilitares de las AUC -una lista que incluĂa a Don Berna- en mayo de 2008.
Datos recopilados en Colombia muestran que entre 2008 y 2018, Estados Unidos hizo 1.156 solicitudes de presuntos traficantes de Colombia, de las cuales casi todas fueron aprobadas.
No se dispone de datos similares sobre extradiciones para el caso de MĂ©xico, que es el mayor punto de tránsito de los narcĂłticos que llegan a Estados Unidos. Sin embargo, los datos del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos, que maneja la mayorĂa de los casos de extradiciĂłn, son un indicador Ăştil. Los datos de la agencia que fueron compilados por la Universidad de San Diego muestran que la cifra comenzĂł a aumentar de manera constante despuĂ©s de principios de la dĂ©cada de 2000, con 770 extradiciones de MĂ©xico a Estados Unidos entre 2003 y 2016, casi la mitad relacionada con narcĂłticos. En comparaciĂłn, sĂłlo ocho personas fueron extraditadas de MĂ©xico a Estados Unidos entre 1980 y 1994.
Pero la cifra comenzó a aumentar de manera constante después de principios de la década de 2000, con 770 extradiciones de México a Estados Unidos entre 2003 y 2016, casi la mitad relacionada con narcóticos.
En los Ăşltimos años MĂ©xico se ha puesto al dĂa, culminando con la extradiciĂłn de Joaquin El Chapo Guzmán en 2017. Con este caso, los funcionarios estadounidenses no siguieron con la tendencia de otorgar clemencia y lo condenaron a cadena perpetua.
A pesar de la condena de El Chapo, algunos expertos consideran que la atención que se presta a los capos es obsoleta. Las cifras también indican que no solo los grandes jefes criminales son enviados al norte.
Yesid Reyes, exministro de Justicia de Colombia, indicĂł que los grupos criminales abandonaron el modelo de los mega carteles, como el de MedellĂn y Cali, y que Colombia ahora contaba con una multiplicidad de mini carteles.
"Seguimos utilizando una única fórmula, que es la represión contra todos los eslabones de la cadena del narcotráfico", dijo, pero "los narcotraficantes han cambiado sus estilos".
Sarukhan, el exembajador de MĂ©xico, sostiene que cortar la cabeza de una organizaciĂłn hace poco para acabar con el tráfico de drogas en general. Esto requiere una estrategia de reducciĂłn de la demanda de estupefacientes en los paĂses consumidores y el despliegue de un ejĂ©rcito de investigadores cualificados que puedan desbaratar los medios financieros de estos grupos. Tal como se hizo de manera exitosa despuĂ©s del 11-S con la financiaciĂłn del terrorismo.
A Ă“scar Naranjo, exdirector de la PolicĂa y exvicepresidente de Colombia, se le atribuye el mĂ©rito de haber derribado a varios traficantes de alto nivel. Considera que los grupos criminales ya no dependen de estructuras de mando verticales sino que operan como holdings criminales fragmentados, "con muchos responsables, algunos de ellos invisibles".
Incluso cuando un narco de primer orden cae, a menudo simplemente es reemplazado, dijo MarĂa McFarland Sánchez-Moreno, abogada y autora de AquĂ no ha habido muertos, un libro sobre la infiltraciĂłn de los carteles y los paramilitares en el gobierno colombiano. Ella destacĂł el caso de Rogelio.
"Terminó siendo el jefe de la Oficina después de que Don Berna fuera extraditado, y luego él fue extraditado. Pero sigue habiendo una Oficina", dijo.
Una bala y una pausa
Jair Sánchez, sospechoso de enviar toneladas de cocaĂna desde la costa del PacĂfico colombiano, tenĂa prisa por ser extraditado. Le habĂan disparado en el estĂłmago en Cali, ciudad al suroccidente de Colombia, y creĂa que lo tenĂan en la mira, pues corrĂan rumores de que buscaba cooperar con Estados Unidos. QuerĂa ser capturado por los estadounidenses lo más pronto posible.
Detenido en un hospital en marzo de 2015, el antiguo cabecilla del cartel del Norte del Valle conocido como Mueble Fino -por su lujoso estilo de vida- fue rápidamente enviado a Estados Unidos.
Sus abogados estadounidenses pidieron clemencia. En un documento judicial se citaron factores atenuantes como el papel supuestamente "menor" que desempeñó en un negocio de 450 kilos de cocaĂna y el hecho de que Ă©l "habĂa solicitado una extradiciĂłn acelerada". En ese mismo documento, la defensa admitiĂł que la informaciĂłn que Mueble Fino entregĂł a las autoridades era obsoleta.
En este caso, los fiscales estadounidenses acordaron no aplicar la cadena perpetua y Mueble Fino apostó por la discrecionalidad que tienen los tribunales frente a las directrices federales para este tipo de delitos. Cooperar aumentaba sus posibilidades de tener una sentencia más ligera. Al final, fue enviado de vuelta a Colombia en marzo de 2019, tras cumplir menos de cuatro años.
De regreso en Colombia, Mueble Fino se uniĂł a otra organizaciĂłn criminal llamada La Gran Alianza, segĂşn las autoridades colombianas. Lo recapturaron en 2021 y fue acusado de homicidio y secuestro.
Los dĂas en los que personas como Escobar preferĂan la muerte a la extradiciĂłn parecen haber quedado atrás. Y los casos de Mueble Fino y Rogelio muestran cĂłmo un sometimiento o una extradiciĂłn oportuna pueden beneficiar a narcos de alto nivel.
“Muchas veces nos dicen cosas que ya sabemos, que hacen muy poco en términos de impacto en las operaciones en curso", explicó Jack Riley, un exadministrador interino de la DEA que coordinó los esfuerzos para capturar a El Chapo en México.
AñadiĂł: "No quiero oĂr cosas histĂłricas. Quiero escuchar cosas procesables, que podamos hacer ahora para desbaratar o desmantelar estas organizaciones”
La extradiciĂłn se ha convertido en su propia microindustria de narcotraficantes oportunistas, abogados hipnotizados por el signo del dĂłlar y soplones que buscan ganar favores, dijo Riley.
“Hay literalmente miles de informantes que rastrean (a los delincuentes) que Estados Unidos quiere y trabajan proporcionándonos informaciĂłn sobre ellos", dijo. "Eso es importante porque necesitamos esa informaciĂłn... pero ha generado su propia economĂa oscura para la extradiciĂłn".
Laura Borbolla, fiscal mexicana a cargo de las extradiciones en la era CalderĂłn, explicĂł que Estados Unidos tiene "reglas muy fáciles" de cumplir: declárese culpable, devuelva las ganancias ilĂcitas y le irá bien.
"Si tĂş además, me das informaciĂłn de colaboradores tuyos, para que yo siga combatiendo este tipo de conductas en mi paĂs, entonces te puedo permitir que te quedes con ciertas propiedades", añadiĂł.
¿Cuáles resultados?
Los acuerdos con Estados Unidos, como el que pactaron con Rogelio, complican los esfuerzos para que las vĂctimas en Colombia obtengan justicia. Por ejemplo, varios de sus colegas investigadores del CTI en MedellĂn fueron asesinados a finales de los noventa mientras luchaban contra los grupos criminales para los que Ă©l terminĂł trabajando.
"Creo que los investigadores colombianos deben tener muchas preguntas para él sobre los asesinatos de finales de los años noventa", dijo McFarland, abogada y autora. "Creo que Rogelio tiene muchas preguntas que responder en torno a eso. Este es sólo un ejemplo de la verdad que ya no es posible conseguir luego de que se ha (enviado) a alguien a Estados Unidos".
Tras cinco décadas de Guerra contra las Drogas, el campo de batalla ha cambiado poco.
"Ha crecido la producciĂłn, ha crecido el consumo, ha crecido la violencia asociada al narcotráfico y a la producciĂłn, ha crecido la corrupciĂłn", dijo Naranjo, el general retirado de la PolicĂa.
Datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito señalan que la producciĂłn potencial anual de cocaĂna en Colombia alcanzĂł las 1.228 toneladas en 2020, frente a las 695 toneladas mĂ©tricas de 2000.
Sarukhan, el exembajador de México en Estados Unidos, dijo que hay que atacar a los traficantes a nivel estructural: los contadores y lavadores de dinero, o los que contratan y entrenan a los sicarios. Los limitados gastos de la DEA en investigadores financieros que rastrean el dinero electrónicamente equivalen a “un pedo de gorrión en un tifón”.
Su consejo: "Poner el lavado de dinero en el más alto nivel del kit de herramientas”.
Vigil, el exjefe de operaciones internacionales de la DEA, indica que la estrategia permanente de atacar la cima de la pirámide seguirá dando resultados incompletos.
"No me refiero a esta como la Guerra contra las Drogas. La llamo la campaña permanente contra las drogas", explicĂł. Y añadiĂł que siempre habrá un paĂs proveedor mientras persista un mercado fuerte.
"A menos que reduzcamos la demanda de drogas, si no es MĂ©xico o no es Colombia, será otro paĂs", advirtiĂł Vigil.
Karina Shedrofsky (OCCRP ID), Will Neal (OCCRP), y Laura Sánchez Ley contribuyeron con la reporterĂa.