El acuerdo secreto que Franco Macri firmó con un alicaído banco austriaco para gestionar las deudas de Correo Argentino

Una auditoría filtrada muestra cómo la poderosa familia Macri de Argentina podría haber usado un acuerdo secreto que existía con el Meinl Bank para manipular acreedores en el histórico caso de la quiebra de Correo Argentino.

Key Findings

  • Una auditoría del Meinl Bank que no había sido revelada muestra que en 2005 se firmó un acuerdo secreto de fideicomiso entre el banco y una empresa de Liechtenstein vinculada a Franco Macri, patriarca de la familia Macri, que se llevó la concesión de Correo Argentino en 1997.
  • Poco después del acuerdo, Meinl compró la mayor parte de la deuda de Correo Argentino y terminó teniendo un peso significativo en las negociaciones de la quiebra con otros acreedores.
  • En los años siguientes, Meinl tomó numerosas decisiones que favorecieron a la familia a costa de sus propios intereses, lo que suscitó preguntas de los fiscales de la causa.
  • Auditores contratados por el gobierno de Austria dijeron que Meinl no había realizado adecuadamente la due diligence y que el acuerdo debería haber sido referido a las autoridades.

Durante años, fiscales y periodistas argentinos no han terminado de entender el comportamiento de Meinl Bank, una institución financiera austriaca que compró parte de la millonaria deuda de Correo Argentino.

De manera reiterada, Meinl tomó decisiones que parecían favorecer a los Macri, mientras perjudicaba los intereses de los acreedores de los Macri. Incluyendo al propio Meinl Bank.

Ahora, una investigación de OCCRP y de La Nación revela que en 2005 el banco firmó un acuerdo secreto con una empresa offshore vinculada al patriarca de la familia, Franco Macri.

En el acuerdo, Meinl Bank dijo que gestionaría las demandas de varios acreedores de Correo Argentino a nombre de esta offshore - creada en el principado europeo de Liechtenstein - según consta en un informe de auditoría obtenido por el medio austriaco Profil y compartido con OCCRP.

Aunque se trata de una información novedosa e importante en el marco de una batalla legal de casi 20 años alrededor de las deudas de Correo Argentino, pues demuestra que Meinl tenía una relación comercial previa con Franco Macri, también deja muchas preguntas abiertas.

Por un lado, no es claro cuál era la finalidad exacta de este fideicomiso, ni cómo pudo Macri estar en condiciones de traspasarle deudas a Meinl.

Según un investigador especializado en la lucha contra el lavado de dinero que revisó la auditoría para OCCRP, el acuerdo sólo tiene sentido si Franco Macri o la empresa de Liechtenstein, Mervet Establecimiento Limited, fueran ya dueños de al menos una parte de la deuda de Correo Argentino. Pero no hay ninguna indicación pública de que realmente lo fueran.

El investigador, que trabaja para una agencia tributaria en un país europeo y pidió permanecer en el anonimato por no estar autorizado a hablar con medios, dijo que el acuerdo es inusual y complejo de entender.

Tampoco es claro porqué Meinl adquirió rápidamente los créditos de los principales acreedores privados de Correo Argentino. En todo caso, después de su sesión de compras, Meinl tenía el 38 por ciento de la deuda total de la empresa, lo que le daba un peso prominente en relación con otros acreedores. Una posición que terminó beneficiando a la familia Macri.

El banco también cometió graves incumplimientos, que podrían haber sido realizados en un intento de “ocultar los activos”, según la auditoría, que fue realizada en 2015 por la consultora global PwC para el gobierno austriaco.

Es también llamativo que Meinl solo implementó en 2013, ocho años después de la firma del acuerdo, procesos requeridos de debida diligencia con Mervet. Apenas ese año el banco creó un documento conocido como “Know Your Client” (conozca a su cliente) y nunca hizo una evaluación de riesgos de Mervet.

Según revela la auditoría, eso habría un sido motivo suficiente para notificar el acuerdo a las autoridades. El experto en lavado de activos que revisó la auditoría dijo que estos fallos eran tan significativos que sugerían que hay connivencia entre Meinl Bank y Macri para ocultar su identidad.

El experto sugirió que el inusual montaje -en el que Meinl se convirtió tanto en acreedor como en socio de Franco Macri- puede haber tenido la intención de dar “a un cliente VIP privilegiado… un trato preferencial”.

No es claro que ocurrirá ahora con las deudas de Meinl Bank, pues el banco cayó en desgracia y en 2020 se declaró en bancarrota después de involucrarse en un plan para desviar fortunas de bancos de Europa del Este. Peter Weinzierl, vicepresidente de la casa matriz del banco, dijo que no tenía información sobre el acuerdo de fideicomiso mencionado en la auditoría.

Franco Macri murió en 2019 y un portavoz de los Macri dijo que la familia no tenía conocimiento sobre su empresa en Liechtenstein.

“Correo Argentino nunca cedió nada a ningún Fideicomiso, ni forma parte ni conoce de la existencia de ningún acuerdo entre Mervet Establecimiento y Meinl Bank”, indicó la familia a OCCRP.

🔗Correo Argentino: El escándalo que acecha a los Macri

Los Macri, una de las familias más ricas y poderosas de Argentina, obtuvieron la concesión para administrar Correo Argentino en 1997, en medio de una ola de privatizaciones de instituciones estatales. Pero en 2001 la empresa se declaró insolvente, incapaz de pagar a sus acreedores y los cánones que le debía al Estado por la concesión.

En 2003, el gobierno argentino decidió quitarle la concesión a los Macri, una medida que en ese momento fue vista por algunos como parte de un juego político de alto riesgo.

Para la familia Macri, la nacionalización fue una "persecución política" promovida por la familia Kirchner, sus principales rivales políticos. Mauricio Macri, que fue presidente de Argentina de 2015 a 2019, dijo que el objetivo era destruir su empresa familiar y perseguir a sus hijos, que podrían terminar siendo corresponsables de la quiebra como accionistas de Socma Americana SA, una empresa de la familia Macri que controla gran parte de Correo Argentino.

En una entrevista televisiva reciente, Mauricio Macri calificó la saga de Correo como una "guerra", y señaló que sólo se había iniciado porque él participó en política.

“Él [el entonces presidente Kirchner] le dijo a mi padre si tu hijo no se presenta y no molesta, no te hacemos nada”, afirmó.

La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, por su parte, escribió en Twitter que los Macro “se dedicaron a vaciar Correo Argentino mientras evitaban pagar la deuda que tenían con el Estado”.

Luis Tonelli, politólogo, dijo que el caso ha dividido al país a tal punto que da la sensación de que la justicia pasa a un segundo plano frente a la política.

“El caso fue interpretado de un modo diferente en cada lado de la grieta ideológica que surca el espacio político argentino”, dijo. “Los simpatizantes de Macri dejaron de lado incluso las sospechas”.

“En cambio, para los enemigos de Macri, el Correo Argentio significa la prueba manifiesta de alguien que llegó a la Presidencia para hacer del Estado una empresa privada. Ni a unos ni a otros, le interesa que la justicia llegue a la verdad”.

A ambos lados de la mesa

Ocho semanas después de que Mervet firmara el contrato secreto de fideicomiso con Meinl, el banco austriaco empezó a comprar las deudas de Correo Argentino a precio de remate, según documentos judiciales argentinos obtenidos por La Nación y OCCRP.

En 2001, cuando Correo Argentino se declaró insolvente, tenía deudas con varios acreedores privados, entre ellos la Corporación Financiera Internacional (CFI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a los que les debía cientos de millones de dólares.

El 7 de noviembre de 2005, Meinl Bank firmó un “contrato de cesión y asunción de responsabilidades” con la CFI. Según documentos judiciales examinados por La Nación, Meinl le pagó solo 2,9 millones de dólares por la deuda que CFI tenía con Correo Argentino, que sobre el papel valían 58,2 millones de dólares.

Menos de ocho meses después, Meinl hizo un trato similar con el BID, pagando 3 millones de dólares por pasivos de más de 63 millones de dólares con Correo Argentino. (El BID no respondió a varias solicitudes de comentarios, mientras que la CFI dijo que el acuerdo fue hace tanto tiempo que era imposible plantear las preguntas de OCCRP a las personas que en ese momento participaron en el proyecto).

Así, en menos de un año, Meinl Bank se convirtió en el principal acreedor privado de Correo Argentino, controlando deudas por valor de 121,3 millones de dólares, por las que pagó menos de 6 millones. Los documentos judiciales muestran que esto representaba el 38 por ciento de la deuda de Correo con los acreedores privados, pero el 71 por ciento de los votos “computables”, que son los que determinan el manejo del proceso de reorganización de Correo Argentino.

Ya con los acuerdos con el BID y la CFI asegurados, el socio secreto de Franco Macri estaba listo para jugar un papel de dominante en la negociación de la deuda de Correo Argentino, e incluso forzar un acuerdo para los demás acreedores privados de la empresa y determinar, en últimas, cuánto tendría que pagar la familia.

🔗A ‘Fictitious Majority’

Según la ley argentina, si los acreedores que controlan dos tercios de la deuda de una empresa acuerdan un plan de pago, pueden imponerlo a otros acreedores. Si es aprobado por un juez, esta decisión se convierte en vinculante.

Aunque Meinl controlaba buena parte de la deuda de Correo Argentino, al parecer los Macris buscaron otras formas de conquistar la mayoría de los dos tercios en sus negociaciones. En 2017, la fiscalía a cargo del caso Correo Argentino alegó que los dueños de la empresa habían cooptado a cientos de acreedores minoritarios para lograr una "mayoría ficticia" con el fin de imponer un acuerdo favorable.

Un documento afirma que de los 375 acreedores que aprobaron el plan de los Macri, 360 estaban representados por abogados o apoderados que estaban "relacionados con estudios jurídicos y/o miembros del directorio de Correo Argentino S.A.". En otro, la fiscal alega que “las mayorías fueron manipuladas”.

“Se trata de una maniobra realizada por la concursada a través de múltiples cesiones de crédito, pagos por subrogación y por medio del otorgamiento de poderes irrevocables a los mismos apoderados, algunos vinculados a la concursada o al estudio que la patrocina”, escribió la fiscal Laura Boquín.

Los Macri le dijeron a OCCRP que las afirmaciones de Boquín “son meras opiniones y presunciones” y que los 375 acreedores habían aprobado debidamente el plan. “Todas las presentaciones contaron con la debida certificación notarial y cumpliendo todas las formalidades exigidas por la ley”, añadieron.

Así, Meinl Bank empezó a tomar decisiones que parecían favorecer a los Macri.

En septiembre de 2007, Meinl aceptó prorrogar los plazos del proceso de insolvencia, a pesar de que la medida teóricamente afectaría sus propios créditos. Un dictamen judicial posterior señaló que dicha prórroga sólo favorece a Correo Argentino, ya que “el paso del tiempo tiene como principal consecuencia licuar el crédito en prejuicio de los acreedores”.

En julio de 2007, Meinl aceptó una propuesta de los Macri que consistía en condonar el 50 por ciento de la deuda de Correo Argentino. Según los términos del plan, el 30 por ciento restante se pagaría en 15 cuotas anuales, con un interés del 5 por ciento, inferior a la inflación, y un período de gracia inicial de cinco años. El 20 por ciento faltante se pagaría con fondos que los Macri esperaban recibir del Estado argentino si ganaban juicios relacionados con el litigio de Correo Argentino.

Gracias, en gran medida, al peso de los votos de Meinl, los acreedores privados de Correo Argentino aceptaron el acuerdo.

Gabriela Boquín, la fiscal principal del caso, cuestionó la decisión, diciendo que no tenía sentido.

“Si se tiene en cuenta el carácter irrisorio de la propuesta (…) no cabe sino afirmar que el tercero que sustituyó al acreedor [Meinl Bank] ha votado en forma contraria a su interés como acreedor”, escribió en 2016 en un dictamen que es parte del procedimiento de xxxx de Correo Argentino.

A pesar de contar con la aprobación de la mayoría de los acreedores, el Estado argentino - como dueño de una parte de la deuda – rechazó el acuerdo.

Correo Argentino acusó al Estado de ser un “acreedor hostil”, señalando que tenía el apoyo de los privados y pidió que lo excluyeran de las negociaciones. (Los jueces rechazaron esta petición).

Seis años después, Meinl volvió a apoyar una medida que favorecía a los Macri al aceptar convertir su deuda de dólares a pesos argentinos, una moneda que con el tiempo se ha desplomado frente a su par estadounidense. Una vez más, el acuerdo parece haber favorecido al Macris, ya que la moneda argentina se ha hundido en valor.

En 2001, cuando Correo Argentino quebró, 1 dólar era igual a 1 peso argentino. Cuando en diciembre de 2013 Meinl acordó cambiar su deuda, 1 dólar equivalía a 6,525 pesos. Hoy, un dólar alcanza los 93 pesos argentinos.

🔗¿Qué incluye la deuda?

Una de las principales disputas en la saga del Correo Argentina es la cantidad exacta que debe la empresa.

En 2001, cuando colapsó, las cuentas mostraban que sus deudas totales alcanzaban algo menos de 763 millones de dólares. De estos, unos 296 millones se le debían al Estado y el resto a acreedores privados. El gobierno argentino también afirmó que, además, la empresa postal le debía derechos de concesión impagados, que en 2003 estimó en 206 millones de dólares.

Estas cifras han variado a lo largo de los años. En el momento en que Correo Argentino se declaró insolvente, el peso argentino estaba a la par del dólar estadounidense. Pero los Macri renegociaron la deuda, que ahora está en pesos argentino, lo que redujo su valor en dólares.

Hoy en día, el Tesoro argentino estima que la deuda total de Correo Argentino asciende a unos 4.300 millones de pesos (46 millones de dólares), según La Nación. La fiscal dice que es de 70.000 millones de pesos (751 millones de dólares). Sin embargo, en su última propuesta, los Macri ofrecieron pagar sólo 1.000 millones de pesos (10,7 millones de dólares) informaron medios locales.

Una jueza decidirá ahora si el Estado debe aceptar esta oferta, o declarar la quiebra del Correo Argentino y embargar sus bienes.

En 2016, Meinl tuvo un “peso determinante”, según la fiscalía, en un controvertido plan de pagos, que pretendía distribuir los reembolsos a lo largo de 15 años con una tasa de inflación por debajo de los intereses. Según los fiscales, la propuesta habría anulado el 99 por ciento de la deuda de 296 millones de dólares que Correo Argentino tiene con el Estado. El acuerdo fue aprobado de manera discreta por los acreedores y por el gobierno del entonces presidente Mauricio Macri. Pero los tribunales lo frenaron.

Por ese posible conflicto de intereses, Macri fue acusado de fraude a la administración pública en febrero de 2017. Nunca ha sido citado formalmente por estos cargos y el estado actual de la causa contra él no está del todo claro.

Crédito: Edin Pasovic

Mientras los Macri negociaban con sus acreedores, la auditoría austriaca muestra que los vínculos entre ellos y Meinl Bank se multiplicaban.

Esta indica que Mervet Establecimiento Limited, la offshore de Franco Macri en Liechtenstein, firmó otro acuerdo con el banco en 2006, esta vez en relación con créditos del banco con Socma, una de las principales empresas de la familia Macri. Luego, en 2008, Socma y Meinl firmaron otros dos documentos, incluido un acuerdo de reestructuración de la deuda, aunque la auditoría no da detalles sobre lo que implica.

Una vez más, los auditores señalaron que los nulos controles de debida diligencia de Meinl podrían ser una infracción a la legislación bancaria austriaca. Escribieron que las transacciones suscitaban “una sospecha de blanqueo de capitales” y, por lo tanto, deberían haber sido comunicadas a las autoridades.

La familia Macri recalcó a través de un portavoz que Socma y Meinl “no tienen ni tuvieron ninguna relación”.

“Socma no cedió jamás ninguna gestión de demandas ni reclamos ni nada al Meinl Bank”, dijo el portavoz de la familia. “Socma reestructuró el total de sus deudas en forma directa y por sí misma, y lo hizo así con todos sus acreedores”.

Sigue sin estar del todo claro por qué Meinl llegó a estos acuerdos con las empresas de los Macri y por qué algunos de estos pactos parecen ir contra los intereses del banco. En todo caso, según la fiscalía, la prolongada duración de la disputa judicial ha jugado a favor de la familia Macri.

“Correo Argentino Se benefició con un estado de eterno concurso y logró suspender por más de quince años el pago a sus acreedores”, escribió Boquín, la fiscal comercial, en su dictamen de 2016.

Cuenta regresiva

Ya han pasado casi dos décadas desde que Correo Argentino cayó en desgracia. La empresa de los Macri, colmada de deudas, fue disociada del servicio postal y legalmente responde como “Correo Argentino S. A. s/ concurso preventivo”. La situación ha estado en un largo limbo, en el que los Macri, los acreedores liderados por Meinl Bank y el gobierno no han sido capaces de ponerse de acuerdo sobre un plan de pagos.

Pero ahora, la interminable batalla sobre el monto final de la factura podría estar cerca a terminar.

En las próximas semanas la jueza Marta Cirulli de Buenos Aires decidirá si acepta la propuesta de acuerdo presentada por los Macri, que ofrecieron pagar 1.000 millones de pesos (unos 10,7 millones de dólares) para saldar toda la deuda de Correo Argentino.

El Tesoro de la Nación argentina considera que es demasiado poco, estiman que la empresa debe por lo menos 46 millones de dólares. Los fiscales quieren que se declare la quiebra, lo que permitiría al tribunal embargar todos los activos de Correo y distribuirlos entre sus acreedores.

Si esto ocurre, los miembros de la familia que son accionistas de Socma – incluidos Gianfranco Macri y los hijos de Mauricio Macri – podrían terminar pagando las deudas de su propio bolsillo.

Así que no es de extrañar que los Macri estén presionando para que su propuesta sea aceptada. Argumentan que la mayoría de sus acreedores ya la aprobaron, incluido Meinl, antes de que quebrara.

“Es una propuesta inmejorable para todos los acreedores en concurso”, afirman.

Kornelija Ukolovaite (OCCRP) ha contribuido con su informe.

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